viernes, julio 09, 2004

Odiando los objetos útiles.

La respiración agitada mientras el pelo húmedo se mete en su boca, le hace sentir que en ese segundo más que nunca necesita de una buena cogida.
Está recostada, a medio vestir, con los pelos de gato que le dificultan aún más el ingreso de oxígeno. Sus manos se aferran al cubrecama, lo estrujan, como si mediante ese acto de deseo reprimido algo se liberara. Con su boca a medio abrir, roza la tela queriendo buscar unos labios, poros, piel.
Así, tendida, medio desnuda, sobre su cama. De día.
Esa cama maldita, esa cama que sólo enrostra la soledad, la necesidad de un otro, de algo que desde fuera permita olvidar que los días de placer a solas acabaron. Esa cama, con pelos de gato, que no se mueve, no respira, no habla, es nada, un objeto, inútil pero necesario, se ríe de ti, porque la necesitas, sin ella es difícil, tus manos no bastan, la odias, por ti la lanzarías por la ventana, que se vaya, es mejor dormir en el suelo, maldita cama, deja de reír, estoy sola, no me gusta, es culpa de la cama, al menos abrázame, tócame, esa madera fría no tocaría ni un árbol, es tu culpa.
De a poco suelta la presión que sus dedos ejercían al tomar la tela... ya es tarde. Hay que ordenar todo porque pronto es hora de dormir.

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1 Comentarios:

Blogger unsologato dijo...

me gusta que haya pelos de gato...que sueñes fuerte... que el sexo y la vida se te mezclen... que Cortázar... y los gatos... porque me gustaría escribirte sobre la gente que en este instante camina por la azotea del edificio de enfrente... u otras cosas intrascendentes...
como quieras... la luna de los gatos es la misma para todos...

1:27 p. m.  

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