miércoles, julio 21, 2004

Masoquismo

Qué fue... no sé.
¿El clorazepato de potasio? no.
¿La tristeza profunda incomprensible? puede ser.
¿Un examen importante al que no puedo responder como debería? tal vez.
Anoche nuevamente me corté. Y más profundo. Sentir la hoja entrar en tu piel... el dolor, la sangre que fluye, la piel abierta. Como si a través de aquel ojal cual caja de pandora toda la tristeza saliera al mundo. Luego vienen dos pensamientos:
1. La estupidez que estoy haciendo. Racionalmente no tiene sentiendo, sólo logro una cicatriz más. La pena sigue ahí. El sentimiento es interno. Y ya estoy viejita para los rollos de llamar la atención, supuesta explicación psicológica para este fenómeno de los cortes autoinflingidos.
2. Qué fácil sería llegar más profundo. Qué fácil es acabar con la vida.
Luego de un para de horas de esquizofrenia en que lloro, me lavo la cara, estudio una página (Derecho Sucesorio, bastante aburrido), repitiendo el ciclo cada 5 minutos aproximadamente,
y luego de que el vértigo del suicidio se aproximara a mi mente, y de que la ridiculez del sentimiento se patentara ante los hechos que lo generan... preferí apagar la luz, e irme a dormir. Llorando. Con un brazo sangrando, sangrando. Llorando por tres lados. En transparencias y rojos.

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