viernes, agosto 27, 2004

Me gané tres conejos blancos.

Y finalmente obtuve las tres blancas.

Después de hablar sobre la norma jurídica, la diferencia entre el acto normativo, el enunciado normativo y la norma, con mi voz saliendo de un lugar entre la entraña y la cabeza, sintiendo a la gente de verdad antenta más que a mis palabras,a esta persona que viene a hablar de un tema del que nadie habla en el examen y con tanta... pasión. Es divertido que un tema tan obvio si uno piensa en la carrera de Derecho sea extraño en dicho momento, pero es que acá la gente se centra en cosas más práticas,en la ley, el número, el cliente y la oficina. ¿Eso hace un abogado al final no?
Y fue cuando los profesores me llevaron a esos terrenos en que la memoria falló. Pero no importó, yo seguí firme, inbatible, aunque sintiera que esa risa de la señorona que me hablaba era dirigida a mi ignorancia. El mijita. Odio el mijiteo. A esa señorona le falta una cogida.
Y luego el viejo de papada informe, intenta que yo le responda las distintas formas de protesto de un pagaré o cheque. Qué cresta es esa pregunta, para mi que vivo en las nubes. Y su comentario final, señor de la papada, no lo comprendí. "Para que vea que el derecho procesal también es importante". ¿Se sintió pasado a llevar con mi abstracción inicial señor? porque yo nunca he dicho lo contrario...

Al fin ya quedó atrás.

Yo sabía que si no pasaba esta vez era muy difícil que lo intentara nuevamente. Ahora que había decidido no hacer nunca más nada en que no fuera feliz. Pero ya todo terminó, y es el minuto que me haga cargo de aquella afirmación.

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3 Comentarios:

Blogger unsologato dijo...

Hola Ursita... No sabés que espejito son para mí algunos de tus desvaríos... Por ejemplo este último, yo iba muy entusiasmado con el derecho pero en su aspiración filosófica, hasta que topé con el derecho procesal y el comercial, que me parecieron francamente abominables... Un día me dije: los abogados son burócratas especilizados y yo no quiero ser eso... Me cambié de facultad, me metí en filosofía... hasta que una Isla me clavó las garras y no me dejó volver a la aulas... aunque seguí leyendo a Platón en medio del océano...
No sé si esto te servirá para algo... Ojalá que termines la carrera... par que después puedas ir caminando más tranquila...
Suerte con la "norma poética" que es la única que importa...

6:42 p. m.  
Blogger miursa larante dijo...

Oh :)
Bueno, la verdad es que a pesar de sentir que ese lugar no era el mío, nunca fui lo suficientemente valiente para dejarlo... estuve varias veces a punto, pero nunca supe cual sería la alternativa y así llegué a dar el examen de grado.
Ahora lo que queda es fácil al lado de este examen que aprobé hace menos de una semana, y bueno, lo hago principalmente por la tranquilidad... que aún no percibo, pero sé que luego agradeceré...
Extraño es que ahora yo quiero estudiar filosofía... aún no lo tengo claro en todo caso... pero yo tampoco quiero ser parte de esa burocracia.
La norma poética, el gen de la sensación incomunicable que desespera y quiere ser en letras... eso es algo que sé no podré sacar de mi vida nunca... al menos eso, me hace feliz...
...y claro que me gustaría leer tus libros...

11:06 a. m.  
Blogger unsologato dijo...

Es cuestión de ponerse de acuerdo para que lleguen a tus manos... y de tus manos a tus ojos y de tus ojos a tu alma... y de tu alma a tu biblioteca o a las manos de otros... y así el misterioso camino que recorren los libros y que me anima a seguir trayéndolos al mundo...
No dejes de escribir...
José.

8:22 p. m.  

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