jueves, marzo 23, 2006

Derecho Natural... ¡demonios!

Mientras viajaba en el metro leyendo la ley del AUGE -no me pregunten, una aburrida y peligrosa pega que se me ocurrió tomar- peligrosa porque implica ver en la práctica la economía social de mercado (wtf!... social y mercado no pueden estar en la misma frase y tener sentido!) menos mal que es corta... llega a mis oídos una voz que dice "A mí lo que me gusta es el Derecho Natural".

Una precoz estudiante de Derecho, obviamente de la Católica, me muestra cómo desde la juventud se puede ser peligro social.
Creo que concebir la existencia de algo como un "Derecho Natural" va en contra de toda lógica. El grado de anquilosamiento y descontextualización de un sistema social se puede medir por el nivel de jusnaturalismo inserto en la misma: a mayor nivel de éste, mayor retraso y dificultad de adaptación a los cambios propios de toda sociedad.
Nadie puede sentirse con la autoridad moral como para decretar cuál debe ser el modo de comportarse de todo ser humano, simplemente por el hecho de serlo: la circunstancia en la que uno y el entorno social se encuentran modifican esta hipotética proyección del "actuar correcto".

Ya sea en su vertiente creyente o laica -es decir, existen ciertas normas por sobre el sistema jurídico positivo establecidas por dios o provenientes de la naturaleza del hombre- el derecho natural va contra toda posible flexibilidad social, unos cuantos se atribuyen LA manera de comportarse, y en la medida en que estén presentes en esferas decisorias respecto a las normas positivas que nos regirán a todos, permean nuestro ordenamiento con sus atávicas concepciones.

Señor, señora, porqué no mejor intentamos pensar por nuestros propios medios las siguientes premisas:

- ¿Existe lo "bueno"?
- En caso afirmativo, ¿qué es bueno para mí?

Y actúe.

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