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Hace unos días fui a una exposición en la que se atacó fuertmente la moral católica. Las personas asistentes a ésta que compartían dichos valores, se sentieron personalmente tocados por la crítica, impidiendo llegar a un análisis más profundo, menos visible y obvio, de las cuestiones tratadas.
En mi corta experiencia en contacto con personas que comparten aquella definición valórica, me incomoda que no haya un análisis más serio de lo que se dice. Yo entiendo que la fe está en el sustento de ese sistema, pero no creo que ésta deba permear todo lo que derive del mismo. Si dicha fe conlleva consecuencias reales en la interacción social, se debe buscar, a su vez, un fundamento posible de comprender por personas que no la comparten. Y no simplemente justificarse en el dogma.
Y es ese ejercicio reflexivo el ausente. Se han acostumbrado a que con un mínimo esfuerzo, tienen un nivel de adhesión significativo que les ha permitido permear toda la regulación social.
De hecho, fue tragicómico cuando una de las personas del público, hizo una pregunta muy precisa respecto a un concepto que había utilizado uno de ellos, y éste al respoder le señaló algo así como que no lo recordaba pero se comprometía a hacerlo llegar.
Por favor.
Estamos hablando de un concepto que era básico en su argumentación, ¿y ni siquiera tenía la posibilidad de definirlo? Una persona que supuestamente sabe de lo que está hablando y no simplemente da una opinión.
Entonces la instancias en que temas valóricos se discutan, es lo que se necesita. Para hacer al sistema reflexionar, movilizarlo. En ese intento, está el cambio en potencia.
En mi corta experiencia en contacto con personas que comparten aquella definición valórica, me incomoda que no haya un análisis más serio de lo que se dice. Yo entiendo que la fe está en el sustento de ese sistema, pero no creo que ésta deba permear todo lo que derive del mismo. Si dicha fe conlleva consecuencias reales en la interacción social, se debe buscar, a su vez, un fundamento posible de comprender por personas que no la comparten. Y no simplemente justificarse en el dogma.
Y es ese ejercicio reflexivo el ausente. Se han acostumbrado a que con un mínimo esfuerzo, tienen un nivel de adhesión significativo que les ha permitido permear toda la regulación social.
De hecho, fue tragicómico cuando una de las personas del público, hizo una pregunta muy precisa respecto a un concepto que había utilizado uno de ellos, y éste al respoder le señaló algo así como que no lo recordaba pero se comprometía a hacerlo llegar.
Por favor.
Estamos hablando de un concepto que era básico en su argumentación, ¿y ni siquiera tenía la posibilidad de definirlo? Una persona que supuestamente sabe de lo que está hablando y no simplemente da una opinión.
Entonces la instancias en que temas valóricos se discutan, es lo que se necesita. Para hacer al sistema reflexionar, movilizarlo. En ese intento, está el cambio en potencia.
Etiquetas: catolicismo, lógica, moral